“Que el Ejército salga de Juárez”

Entre los puntos del pacto está la exigencia de que se apruebe de forma inmediata la reforma política, resistencia civil a través de un boicot tributario, fin del fuero militar y juicio político a Calderón y García Luna.
Ciudad Juárez • Anoche se firmó el Pacto Ciudadano para la Paz de la Caravana del Consuelo encabezada por el poeta Javier Sicilia. En algunos puntos ganaron los radicales: en el documento final se pide el regreso del Ejército a los cuarteles. También la desmilitarización de la Policía Federal. Un académico moderado del movimiento, teórico de la resistencia civil y pacifista, salía del templete cuando no se terminaba de leer aún el documento, y soltaba:

—Los Zetas van a estar felices…
Sicilia había dicho reiteradamente en cada plaza que el Ejército no podía retirarse aún de las calles porque el daño de quedar a expensas de los criminales sería peor.

Otros puntos destacados en el pacto fueron: 1. Exigencia de que se apruebe de inmediato una reforma política que incluya revocación de mandato, candidaturas independientes, plebiscito, referendo y voto blanco. 2. Resistencia civil a través del boicot tributario si no se cumplen con las demandas ciudadanas del pacto. 3. Fin del “fuero militar”, es decir, que los militares sean juzgados en tribunales civiles. 4. Impulsar foros de discusión en México y fuera del país para que se despenalicen las drogas nacional e internacionalmente. 5. Juicio político a Felipe Calderón, Genaro García Luna y Javier Lozano.

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Viernes 10 de junio. Ciudad Juárez. 11:45 a.m. Dos hombres son ejecutados en Rancho de Loma Blanca, aquí en Ciudad Juárez. Quedaron tirados boca abajo, cosidos a balazos. La radio y la televisión locales dan al aire sus datos, sus filiaciones.

—Es la angustia diaria de nosotros: es eso de andar oyendo o viendo para saber si la ejecutada de hoy, si el levantado de hoy… no es uno de los tuyos… —cuenta con gesto de desamparo y mirada de vergüenza un juarense cincuentón en el campus de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

Así es esta ciudad asediada.

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Primeras horas en Ciudad Juárez. Día siete de la Caravana de la Paz. Madrugada, mañana, y mediodía de frases. Frases que ilustran lo que aquí pasa. Frases de espanto. Frases de dolores indecibles… que se tienen que decir. Frases —expresadas o escritas— de desesperación, desamparo, miedo. Frases valientes con nombres y apellidos. Frases desde el anonimato que impone el terror. Ciudad Juárez en oraciones temblorosas…

—“En Juárez la vida se va de balazo”. Cartulina en el puente de Cuatro Caminos durante la multitudinaria recepción a la caravana.

—“No es lo mismo decir ‘el muerto número tal’... que murió mi hija Diana Jeanette...”. Madre en catarsis en el templete colocado en Villas de Salvárcar durante el mitin de bienvenida. Llora amargamente la mujer.

—“Yasmín Apodaca es mi hija. Salió de mi casa y ya no volvió. La levantaron. Hay que ayudarnos para acabar con esta gente perversa”. Su mamá, llorando, en el mitin de Salvárcar.

—“Mi hija fue a una fiesta. De repente llegaron unos hombres y comenzaron a disparar y la mataron a ella y trece personas más. No sé por qué…”. Mamá sin nombre. Testimonio recogido e impreso por la Asamblea Juarense por la Paz.

—“Mi esposo fue asesinado frente a mis dos hijas. Ellas vieron cómo lo mataban y cómo moría. Desde ahí cambió la vida de mis hijas y la mía”. Viuda anónima. Testimonio ante la asamblea.

—“Entraron unos jóvenes disparando, salí corriendo y me caí: yo creía que me había tropezado, pero cuando vi mi pierna me di cuenta de que me la cortaron de un balazo”. Hombre anónimo. Testimonio ante la asamblea.

—“Por evitar el robo de un coche ajeno, por hacer el trabajo de las autoridades, mataron a mi hermano Alejandro… Y eso me puede mucho…”. Genoveva, hermana de héroe anónimo en el mitin de Salvárcar.

—“No son muertos. Son asesinados”. Cartulina durante el mitin mañanero en el campo algodonero de Juárez donde asesinos solían tirar cuerpos de mujeres ultrajadas y asesinadas”.

—“Soy mamá de Cintyia… Sólo tenía trece años… ”. Su madre en el campo algodonera, llora.

—“Mi marido iba a comprar cueritos para vender y de repente llegaron unos hombres y lo mataron. Los policías me dijeron que fue para distraerlos y así poder matar a otros dos hombres más adelante”. Viuda anónima. Testimonio ante la asamblea.