Tribunal malasio decide sobre vida o muerte de tres mexicanos

Los tres hermanos mexicanos González Villarreal aguardan a que mañana jueves un tribunal de Malasia dicte veredicto. ARCHIVO

En el país asíatico, el narcotráfico se castiga con la pena máximaLuis Alfonso, de 47 años, José Regino (36) y Simón González Villarreal (33), que mantienen su inocencia desde su detención en marzo de 2008

KUALA LUMPUR, MALASIA (16/MAY/2012).- Los tres hermanos mexicanos González Villarreal aguardan a que mañana jueves un tribunal de Malasia dicte cualquier veredicto diferente al de culpabilidad tras el juicio en el que han sido acusados de narcotráfico, delito que la ley de este país asiático castiga con la muerte en la horca.

Luis Alfonso, de 47 años, José Regino (36) y Simón González Villarreal (33), que mantienen su inocencia desde su detención en marzo de 2008, conocerán después de un año de juicio el fallo del Alto Tribunal de Kuala Lumpur presidido por el magistrado Mohamed Zawawi.

Kitson Foong, uno de los abogados de los hermanos mexicanos, se ha mostrado "cautelosamente optimista" de cara al desenlace de este proceso judicial dirigido por Zawawi, apodado el "juez soga" por las numerosas penas a muerte que ha pronunciado en casos de tráfico de droga durante su dilatada carrera en la judicatura.

Por ser profesionales de la abogacía malasia, Kitson y los demás letrados de la defensa saben que la vida de cada uno de los hermanos González Villarreal pende de que el magistrado emita un veredicto de absolución o declare sobreseída la causa seguida contra ellos por narcotráfico, considerada en Malasia una grave fechoría para la que la legislación penal solo contempla la pena capital.

El proceso ha estado salpicado de continuos retrasos, los últimos con la fecha para la vista de la sentencia, que primero se fijó el 18 de abril y se cambio al 4 de mayo y, finalmente se aplazó hasta la mañana del viernes 17 de mayo.

En caso de que sean declarados culpables los mexicanos tendrán opción a recurrir la sentencia ante el Tribunal de Apelaciones y, en última instancia, ante el Federal, un proceso que puede alargarse muchos años.

Entretanto, permanecerán encarcelados en el corredor de la muerte del penal de máxima seguridad de Sungai Buloh, ubicado entre campos de plantaciones de palmeras y a unos 50 kilómetros de Kuala Lumpur.

Los hermanos originarios del Estado de Sinaloa fueron detenidos por la Policía junto a los otros dos acusados en una nave industrial de Johor Baru, ciudad portuaria fronteriza con Singapur.

En el interior de la nave, los agentes descubrieron diverso material para la elaboración de metanfetaminas, varios precursores químicos y cerca de 29 kilos de esa droga, de los que un tercio desapareció del almacén en el que era guardado bajo custodia policial.

Kitson mantiene que las incongruencias detectadas en los listados del material y la droga incautada aportados por peritos policiales y la desaparición de parte del alijo de estupefacientes, supone una "manipulación de las pruebas" y "vulnera" los derechos fundamentales de sus clientes, por lo que solicitó sin éxito la anulación del juicio.

La legislación penal de Malasia contempla la pena capital para toda persona declarada culpable de poseer más de 15 gramos de cualquier droga de las consideradas duras o de 200 gramos de las calificadas como blandas.

En la misma operación policial otros dos mexicanos considerados los cabecillas de la banda, fueron arrestados en una lujosa vivienda de Johor Baru, pero posteriormente fueron liberados por falta de pruebas contra ellos y después deportados.

Los hermanos González Villarreal han sobrellevado el juicio con aparente fortaleza, aunque a menudo han se han mostrado preocupados ante la posibilidad de que la dirección de instituciones penales les recluya en la prisión de Johor Baru, en la que permanecieron unos tres años y hasta que pocos días antes de que arrancará el juicio.

En la actualidad hay más de 700 reos en los corredores de la muerte de los distintos penales de Malasia, la mayoría de ellos por narcotráfico, incluido el peruano Reyes Amisufuén Tello, de 32 años y detenido en mayo de 2007 con poco más de un kilo de cocaína.